sábado, 29 de octubre de 2011

Hoy...

Hace algún tiempoe era este un día especial para mí. La Sociedad de San Francisco de Sales recuerda hoy a Miguel Rúa. Hace incluso sólo un año atrás celebraba esta fiesta junto a ellos, si bien ya se fraguaba el orquestaje que me traería a este lado del mundo... un año después.

La vida a veces nos juega feo, nos juega raro... ha pasado ya un año, y sin embargo aún no puedo dejar de sentirme salesiano, y cuando digo esto no sólo me refiero a un determinado carisma de la espiritualidad cristiana, sino en Salesiano de hecho. Es impresionante cómo nos modifica y moldea la vida religiosa.

Cuando con corazón joven y generoso lo entregué todo al buen Dios, lo hice sobre todo para unirme más Él. Era lo único que ansiaba mi corazón, mi único anhelo. Encontré por mucho tiempo ese lugar donde poder ser para Dios y para los que estaban a mi alrededor plenamente... y fui feliz. Sin embargo, llegó el momento en que la alegría se cambió en llanto, en que ya no todo fue fácil, casi asifixiante diría. Y no puedo dejar de pensar que me han robado mi lugar, mi espacio, mi sueño. Y tampoco puedo dejar de pensar que soy responsable de ello y que fui cobarde, que fui pobre y que no tuve la madurez y la fuerza suficiente... si, una vez más me siento culpable de lo ha sucedido. Ciertamente que el aire se hizo denso a mi alrededor varias veces, .... pero otros han seguido, han sido fieles. Fidelidad, ... es ese precisamente el sentimiento de tristeza que me invade, siento que no he sido fiel al llamado que recibí del buen Dios una vez.

Hoy, cuando un poco más recuperado de todo lo sucedido me planteo nuevos sueños, de estudiar, de trabajar, de hacer cosas positivas con mi vida... descubro que sigo viviendo como salesiano... con casi los mismo compromisos y con los mismos sueños... y me invade la nostalgia, la nostalgia de aquellos días en los que el Da mihi animas era mi lema y mi oración... nostalgia de ser para Dios... pues no hay sentimiento de seguridad, por grande quue sea en este mundo, comparable a ese de sentirse parte inseparable de Dios, propiedad suya.

Se que en el fondo cambiaría hoy todos mis sueños, todo lo que he alcanzado, todo lo que pobremente soy... por volver a ser religioso, vivir en comunidad, estar entre los jóvenes con pobreza, obediencia y castidad y ser signo y portador del amor de Dios entre ellos, instrumento de paz, y de alegría en el mundo.

4 comentarios:

  1. Dios te bendiga hermano! Un corazón noble con sueños ya soñados...Dios los conoce y no los olvida!! Un abrazo con distancia de kilómetros...Octavio

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  2. Qué bonito todo esto que dices, Luis, y son cosas tan personales que yo no me atrevo a opinar. El tener una firme vocación es una cosa maravillosa, pero el no poderla ejercer provoca frustración y sufrimiento. Y el decidir entregar tu vida a Dios y a una buena causa te honra. Te deseo todo lo mejor, escojas el camino que escojas. Como se dice en mi tierra canaria, la luz que alumbra es la que va delante, así que ánimo, y que Dios te bendiga. Un fuerte abrazo.

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  3. @Fray Octavio: Gracias Octavio, no sabía que leyeras mi blog! Otro abrazo para ti... ;)

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  4. @Roberto: Gracias Roberto por tus palabras y también por leer vada uno de mis posts, no importa cuan random sean en sus temas y en su frecuencia. Gracias también por tus buenos deseos. El haber entregado mi vida a Dios como religioso ciertamente ha sido una de las experiencias más grandes y plenas de mi existencia... no importa cuan inusual o raro pueda parecer. Ciertamente que a veces lo cambiaría todo por volver a esos días. También mi post está lleno de la nostalgia del momento. Espero poder siempre ser fiel a todo lo vivido...

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