" Estoy cansado entre tantas cosas de los estados sobre la muerte de Osama Bin Laden.... si nos alegramos con tanta frialdad de su muerte, en qué nos diferenciamos de él?..." acabo de poner esto en mi facebook, pero no me ha sido suficiente para expresar todo lo que deseo. Necesito un poco más.De hecho he estado trabajando, pero no he podido esperar más, esto del blog se está volviendo algo serio :p.
En estos días dos noticias han llenado los estados de mis amigos y los blogs que usualmente leo: la beatificación de Juan Pablo II y ahora más recientemente la muerte de Osama Bin Laden. En ambos casos hay cosas que me molestan grandemente. En el primero de los casos estoy realmente decepcionado. Si bien me parece que la postura "oficial" de la Iglesia está equivocada, la reacción de algunos grupos me parece desmedida, fundamentalista y tan intolerante como lo que critican a la misma Iglesia. Me explico. La santidad de Juan Pablo II no soy quién para ponerla en duda. Me ha parecido un hombre coherente con lo que ha creído correcto, con todo lo cuestionable que esto pueda ser, y que en conciencia ha actuado de acuerdo a lo que creyó era la voluntad de Dios de buena fe. En fin, hace mucho creo que la santidad es algo de nuestras actitudes ante Dios, y no es eso algo que me creo alguien para cuestionar, menos de una persona a quien sólo vi una vez a 500 metros de distancia. Así mismo me parece un hombre fruto de lo que aprendió y de las circunstancias en que le tocó vivir. Ahora bien, esta presurada beatificación de la Iglesia me parece una estratagema para acallar a las masas que claman por justicia contra abusos sexuales, apertura e igualdad en la Iglesia, así como una renovación de la doctrina moral de la misma... patético. Es como intentar tapar con la figura de este papa que con mucha astucia supo ganarse las multitudes los errores que miembros de la misma Iglesia que, querasmolo o no, él mismo también ocultó, amparado, como fue siempre su guía, en la postura más tradicional de la Iglesia. Pensar es libre para todos, expresar nuestras ideas también, pero eso no nos da derecho a decir lo que nos venga en gana. Descubrir en blogs que considero serios y acertados comentarios fuera de tono y posts intolerantes y lascerantes, me ha parecido realmente inaceptable. Si hacemos lo mismo que criticamos, cómo es posible que queramos entonces ser escuchados? En estos días hemos polemizado mucho sobre Romero y lo hemos comparado con Juan Pablo II, exigiendo su beatificación también. Será posible que no hayamos aprendido nada de él??? A Romero lo asesinaron precisamente por no hacer lo mismo que criticaba, ese fue su martirio. Situarnos ahora en estas posiciones de extremos me parece realmente muy cuestionable, desde la humanidad y el evangelio.
Por otro lado está lo de Bin Laden. Un hombre que ha sido demasiado utiizado por los medios y del que queda por ver si de los miles de muertos que se le achacaron en vida fueron realmente causados por él. La justicia tiene claramente que hacerse cumplir. Es ese sin duda uno de los reclamos que todos tenemos. Pero esta actitud que ahora descubro por todas partes de alegría morbosa por su muerte me parece lo más parecido a la alegría que debió haber sentido Bin Laden al ver estallar en miles de pedazos a cualquiera de sus objetivos. Asi es la realidad, nos hemos convertido precisamente en aquello que perseguimos, no se si será esto alguna especie de Síndrome de Estocolmo masivo o si forma parte de la naturaleza humana. A fin de cuentas ya alguien dijo : "Homo homini lupus" , a veces pareciera que no se equivoco, aunque me resista a creerlo aun. Lo cierto es que yo no siento que pertenezca a ninguna de estas dos posturas que describo un poco más arriba, si eres de mi grupo, bienvenido, si no, también. Pues te advierto, no pienso segregarme, huir u odiar. Sino que aun, confío en el ser humano, y obstinadamente seguiré apostando por él, al menos mientras me quede aliento, gracias
La beatificación de Juan Pablo II ha sido precipitada y sin esperar a que transcurriera el tiempo suficiente para que se juzgara su paso por el mundo con más objetividad. Lo han beatificado sus amigos y sus colaboradores cercanos, y eso es hacer trampa, porque ahí han pesado más los lazos afectivos que las pruebas demostrables sobre su santidad. Tiró por tierra todos los avances que se habían producido con Juan XXIII y Pablo VI, y prefirió impulsar una Iglesia cerrada al signo de los tiempos y dormida en la autocomplacencia, y dirigiéndola a un callejón sin salida. ¿Eso es un santo?. Yo conocí a una mujer que cuidó día y noche durante 45 años a un hijo suyo que quedó en estado de coma. ¿Quién se acordará de ella para beatificarla?. En cuanto a Bin Laden, es curioso que muchos que defienden la justicia y los derechos humanos se alegren de su supuesta muerte, y digan precisamente que se "hizo justicia". ¿Qué tribunal lo juzgó, de qué cargos fue acusado, y qué pruebas se presentaron?. Yo de las mentiras del Imperio ya no me creo ninguna, y de que vayan a buscar terroristas precisamente donde hay petróleo mucho menos. Saludos.
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo contigo y con la persona que posteó más arriba.
ResponderEliminarSólo añado un comentario, aun cuando creo que fue apresurada la beatificación de JP2, aun cuando creo que si la decisión hubiese sido mía no lo hubiese beatificado, lo veo desde la perspectiva de que fue la voluntad de Dios la que se manifestó. y yo, como simple mortal no la entiendo.
Un abrazo!
@ Rober... perfectamente de acuerdo contigo. Hablando de testimonios de santidad. Me recuerdo una joven pareja de mi parroquia en Cuba, quizás llevaban menos de un año de casados y ella tenía unos meses de embarazo cuando tuvieron un accidente de auto. Él quedó en coma. Todos pensamos que se termianría el matrimonio y que incluso conseguirían la nulidad matrimonial de la Iglesia, sin embargo no fue asi. Con 24 años ella dejó su trabajo, aceptando una subvención del estado, tuvo su hijo y acompaño a su esposo. Con el tiempo logró llevarlo a su casa, junto con una enfermera que lo atiende aún. Asi han pasado como 7 años, el niño quiere mucho a su padre y ella está aparentemente cada vez más enamorada de su esposo, aun cuando este lleve todo este tiempo en coma. Hay que ver la ternura al conversarle, bañarle, afeitarle, besarle. A mi el corazón me salta de sólo recordarlo... qué nombre le daremos a eso sino santidad. Estoy seguro que si miramos bien, a nuestro lado, veremos muchas actitudes "de película"... aunque nunca lleguen a los altares. Del imperio, bueno, nada nuevo, jejeje. Gracias
ResponderEliminar@ nuestra amiga de arriba. Claro, en el fondo no nos queda más que decir Fiat! y actuar desde lo que la realidad nos va mostrando. Ahora hay que ver cómo esto tiene forma dentro del plan de Dios, para el cual, sí todo tiene sentido, nos toca a nosotros ahora colaborar. Gracias
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