jueves, 28 de abril de 2011

Él ha llegado....

Es terrible cuando él llega... se me eriza la piel de sólo pensarlo. Es alguien que me acompaña desde mi niñez, me persigue, me asusta, me mutila... poco a poco me va matando. Me refiero a mi otro yo. Mi otro yo es alguien que ha venido a usurpar el lugar que otrora seguramente me perteneció sólo a mi. Es difícil recordar cuándo lo conocí. Lo cierto es que desde que me recuerdo él está. Llegó no se si invitado por mi madre o por mi, pero se coló entre mi pecho y mi espalda y desde entonces frecuentemente visita mi almohada, mi mirada, mis pensamientos...
The way I used to be...

Es en la práctica alguien que quisiera ser y no soy. Alguien que con su omnipresencia obnubila mi razón. Construido por los deseos de mis familiares, mis amigos, conocidos, los personajes de mis libros y mis propios sueños enfrenta su perfección contra mi indigencia y constantemente destruye la frágil coraza de mi armadura.

Y llega entonces ese sentimiento de insuficiencia que me pone gris. De no ser lo suficientemente bueno, o de ser indigno de merecer todo lo que a mi alrededor sucede. Mi pobre autoestima va una vez más al gélido suelo y de allí respira débilmente. No conozco nada parecido y no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo. Ha sido la causa eficiente de más del 90 por ciento del sufrimiento de esta vida. Es por eso quizás que a pesar de una personalidad abierta y divertida secretamente tengo bien guardada mi interioridad en un cofre de siete llaves, pues esta se manifiesta como la pulpa de un diente: maravillosa pero muy frágil, casi intocable.

Y cuando mi coraza cae estoy al descubierto y se muestra el Luis pobre y miserable que soy, siento frío y lloro....

Pienso que realmente necesito una oleada de cosas buenas en mi vida ahora mismo. Hace falta urgentemente que se cumplan unos cuántos sueños o que pueda mirar hacia atrás y sentirme feliz y satisfecho con lo que hecho... (no lo estoy sobre los últimos tiempos). Lo necesito imperiosamente si quiero seguir respirando. Siento que he vivido no se qué vida que no es la mía.... y la quiero de regreso, aunque no se cómo hacerlo.

Y Tú.... Tú dónde estás ahora mismo?.... Fiat.

martes, 26 de abril de 2011

Ustedes vuelven a mi

Se que en el fondo lo que me pasa es eso... la razón en la raíz de mi silencio es la nostalgia. Esa melancolía que me carcome por dentro cuando veo sus fotos, escucho su música, lloro ante un recuerdo, o cuando, furtivamente, podemos conversar gracias a la red más fría e impersonal, pero también más necesaria.

Tras algo más de cuatro meses me decido a escribir, primero a ti, mi confesor, y luego a todos mis amigos, a aquellos, que poco a poco han ido construyendo este despojo de ser humano que soy hoy. Ya se que muchos dirán que me he tomado "la Coca Cola del olvido"; quizás muchos no comprendan las razones por las que hoy ya no soy salesiano, o extrañados cuestionen lo vivido; quizás alguno eleve un ruego al buen Dios por mí, a todos: Gracias.

Gracias es la única palabra que debería  tener el correo que les escribiera. Pero creo que pondré otras. Después de todo, mi vida ha cambiado mucho en estos meses. Aún no se hacia dónde voy, tengo sueños, aunque vagos. Y se los comparto. Ahora mismo sólo quisiera ser yo, y vivir según lo que creo es correcto. Ese es mi mayor sueño y determianción actual.

Por ahora renuncio a ser quien muchos quieren que sea, ya sea fraile, sacerdote, scort, filósofo, patriota, gusano.... De todas partes recibo unas influencias y otras. Y NO. Decido una vez más y nuevamente ser yo.
Eso implica volver a mi ingenuidad congénita, confianza temeraria, alegría enfermiza, (contrastada con momentos de angustia existencial), musicomanía, largos espacios de ausencia en mi mente, caminar por las calles, beber de vez en cuando, soñar todas las noches, leer, ver series compulsivamente, entusiasmarme con el evangelio, seguir desenfrenadamente mis metas, olvidarme del cel,  escribir un poema cada mes, darme con todo el gusto los placeres de la carne (tales como defecar, dormir, comer, orinar con ganas, un buen helado, coca cola, doritos y más) y gozar, por qué no, si se da la oportunidad, de una buena relación también.

Sueño con ser yo, ese es mi único sueño ahora mismo. Lamentablemente ser uno mismo cuesta, al menos a mi a veces me cuesta, interesado como a veces estoy en complacer a todos, al precio que sea. Pero una vez más, lo intentaré. Aunque se que es un intento que debe renovarse cada vez, pues uno nunca termina de alcanzar esta meta, al menos desde mi modo de ver.

Esto es lo que quisiera gritarles a ustedes, y claro, contarles además mis últimas aventuras, .... y lo haré, ya comienzo, esperen su Inbox mi mensaje, ya toco a la puerta, ábranme. ;)

viernes, 22 de abril de 2011

Carta a mi blog

Querido Blog:

  Espero que al recibo de esta te encuentres bien de salud, que al fin! alguien haya entrado por primera vez a leer las tonterías que compartimos y que no se te haya enquistado algún virus o algo parecido. Lo cierto es que llevaba mucho sin escribirte, pero es que he estado my atareado "formateando mi vida".

  Debo confesarte que a veces dudo de esta relación que mantenemos tu y yo,... no se si cada uno está cumpliendo su función. O sea, dudo si yo realmente comparto lo que siento contigo y si tu realmente se lo gritas a los cuatro vientos. Pero no obstante, a porfía, vuelvo a decidirme a llenarte de sueños, pensamientos y quejas. De esos momentos que yendo o viniendo del trabajo Churchill abajo y mientras mis pies tocan el suelo, mi mente se va lejos... muy lejos; o quizás de esos momentos en que la conversación se hace ruidosa o tonta y yo me quedo con la mirada vidriosa y un sonrisa dibujada en los labios; a veces nos hemos encontrado en una canción, en el silencio, en una cabronada o en una traición. Porque tu, mi confidente amigo, tienes a veces esa dimensión sobrenatural de ir conmigo a todas partes y de vez en cuando dejarme preñarte con mis ideas. 

 Espero que este lazo renovado se vuelva un poco más estable, no tendremos ahora la censura de mucha gente de cerebro grande y corazón pobre. Seremos más cercanos, más amigos, lo prometo. 

Un abrazo, Luis